jueves, 29 de noviembre de 2007
FUKANZAZENGI----Guía universal por el método estándar del Zazen del Maestro Dogen (1200 - 1253)
La Vía es fundamentalmente perfecta. Penetra todo. ¿Cómo podría depender de la práctica y de la realización? El vehículo del dharma es libre y despejado de todas las trabas. ¿En qué es necesario aplicar el esfuerzo concentrado del hombre? En verdad el Gran Cuerpo está más allá del polvo del mundo. ¿Quién podría creer que existe un medio de desempolvarlo? No es nunca distinto de cualquiera que sea, siempre exactamente allí donde esté. ¿Para que sirve ir aquí o allí para practicar? Sin embargo, si hay una fisura, por muy estrecha que sea, la Vía queda tan alejada como el cielo de la tierra. Si se manifiesta la menor preferencia o la menor antipatía, el espíritu se pierde en la confusión. Imaginad a quien se pavonea de comprender y que se hace ilusiones de su propio despertar, entreviendo la sabiduría que penetra todas las cosas, une la Vía y clarifica el Espíritu y hace nacer el deseo de escalar el cielo mismo. Esta persona ha emprendido la exploración inicial ilimitada de las zonas frontales pero está todavía de forma insuficiente sobre la Vía vital de la emancipación absoluta. ¿Tengo yo necesidad de hablar de Buda, que estaba en posesión del conocimiento innato? Se siente todavía la influencia de los seis años que él vivió, sentado en loto en una inmovilidad total. Y Bodhidharma, la transmisión hasta nuestros días del sello, ha conservado el recuerdo de sus nueve años de meditación delante de una pared. Si esto sucedía con los santos de la antigüedad, ¿como los hombres de hoy pueden quedar dispensados de negociar la Vía? Debéis en consecuencia abandonar una práctica basada en la comprensión intelectual, corriendo detrás de las palabras y ateniéndoos al sentido literal. Debéis aprender el giro que dirige vuestra luz hacia el interior, para iluminar vuestra verdadera naturaleza. El cuerpo y el espíritu se borrarán por sí mismos, y aparecerá vuestro rostro original. Si queréis alcanzar el Despertar, debéis practicar el Despertar sin demora. Para Zazen, conviene una habitación silenciosa. Comed y bebed sobriamente. Rechazad todo empeño y abandonad todos los asuntos. No pensad: "esto está bien, esto está mal". No toméis partido ni a favor ni en contra. Parad todos los movimientos del espíritu consciente. No juzguéis los pensamientos ni las perspectivas. No tengáis ningún deseo de convertiros en Buda. Zazen no tiene absolutamente nada que ver con la posición sentada o la posición tumbada. En el sitio donde tenéis la costumbre de sentaros, extended una alfombrilla de paja y poned el zafu encima. Sentaos en loto o en medio loto. En la postura del loto, poned primero el pie derecho sobre el muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho. Cuidad de aflojar vuestra ropa y vuestro cinturón, arreglándolos convenientemente. Poned entonces la mano derecha sobre el pie izquierdo y la mano izquierda dirigida hacia arriba sobre la mano derecha; los extremos de los pulgares se tocan. Sentáos bien rectos, en la actitud corporal correcta, ni basculada a la izquierda, ni basculada a la derecha, ni hacia delante, ni hacia atrás. Tened cuidado de que las orejas estén en el mismo plano que los hombros y que la nariz esté en la misma línea vertical que el ombligo. Poned la lengua pegada al paladar; la boca está cerrada; los dientes se tocan. Los ojos deben quedar siempre abiertos, y debéis respirar suavemente por la nariz. Cuando habéis conseguido la postura correcta, respirad profundamente una vez, inspirad y expirad. Basculad el cuerpo de derecha a izquierda e inmovilizaros en una posición sentada estable. Pensad en no pensar. ¿Cómo se piensa en no pensar? Más allá del pensamiento (Hishiryo). Esto es en sí mismo el arte esencial del Zazen. El Zazen del cual hablo no es el aprendizaje de la meditación, no es otra cosa que el Dharma de paz y felicidad, la práctica-realización del Despertar perfecto. Zazen es la manifestación de la última realidad. Las trampas y las redes no pueden nunca alcanzarlo. Una vez que habéis asido su corazón, sois idénticos al dragón cuando entra del agua e idénticos al tigre cuando penetra en la montaña. Pues hay que saber que en este momento preciso - cuando se practica Zazen - el verdadero Dharma se manifiesta y que desde el principio hay que apartar la flojedad física y mental y la distracción. Cuando os levantéis, moveros suavemente y sin prisa, calmada y deliberadamente. No os levantéis de manera súbita o brusca. Cuando se echa una mirada sobre el pasado, se percibe que la trascendencia de la iluminación o la no iluminación, que morir sentado o de pie, siempre ha dependido del vigor del Zazen. Además, la apertura a la iluminación en una determinada ocasión dada por un dedo, una bandera, una aguja, un martillo, el cumplimiento de la realización gracias a un cazamoscas, un puño, un bastón, un grito, todo eso no puede ser asido totalmente por el pensamiento dualista del hombre. En verdad, tampoco puede ser mejor conocido mediante el ejercicio de los poderes naturales. Eso está más allá de lo que el hombre escucha y ve ¿acaso no es un principio anterior a los conocimientos y a las percepciones? . Dicho esto, importa poco que seamos o no inteligentes. No hay diferencia entre el tonto y el listo. Cuando uno concentra su esfuerzo en un solo espíritu, eso en sí mismo es negociar la Vía. La práctica-realización es pura por naturaleza. Adelantar es un asunto de cotidianeidad. En conjunto, este mundo y los otros, a la vez en India y en China, respetan el sello de Buda. La particularidad de esta escuela prevalece: simplemente devoción a la meditación sentada, sentarse inmóvil en un compromiso total. Aunque se dice que hay tantas almas como hombres, todos negocian la Vía de la misma manera, practicando zazen. ¿Por qué abandonar el asiento que os está reservado en la casa para errar en las tierras polvorientas de otros reinos? Un solo traspiés, y os escapáis de la Vía trazada toda recta delante de vosotros. Habéis tenido la suerte única de tomar una forma humana. No perdáis vuestro tiempo. Lleváis vuestra contribución a la obra esencial de la Vía de Buda. ¿Quien tomaría un placer vano de la llama que surge del silex? Forma y sustancia son como el rocío en la hierba, el destino semejante a un relámpago - que se desvanece en un instante - . Os lo ruego, honrados discípulos del Zen. Acostumbrados desde hace mucho tiempo a tantear al elefante en la oscuridad, no temáis al verdadero dragón. Concentrad vuestra energía en la Vía que indica el absoluto sin desvío. Respetad al hombre realizado, que se sitúa más allá de los actos de los hombres. Poneos en armonía con la iluminación de los Budas; suceded a la dinastía legítima del Satori de los Patriarcas. Conducíos siempre así y seréis como ellos son. Vuestra habitación del tesoro se abrirá por sì misma, y la utilizaréis como mejor os parezca.
domingo, 25 de noviembre de 2007
EL VEDÂNTA ADVAITA ANTE EL SUFRIMIENTO
Si hay una cuestión capaz de aglutinar en torno a sí los temas y nociones
centrales de las enseñanzas metafísicas del medio y del lejano Oriente es
precisamente la cuestión del sufrimiento. Prácticamente todas estas enseñanzas
coinciden en afirmar que su máximo interés se cifra en el sufrimiento y en la
liberación del sufrimiento. Este énfasis en lo que es una cuestión directamente
existencial no conlleva una subordinación del conocimiento puro a la praxis,
de la metafísica a la ética, como algunos estudiosos occidentales han
interpretado. Más aún, estas distinciones (conocimiento-praxis, metafísicaética)
carecen de sentido en el contexto del pensamiento más específicamente
oriental, para el que el conocimiento metafísico tiene siempre,
intrínsecamente, carácter operativo y una función liberadora; una liberación
que es tanto emancipación de la ignorancia como del sufrimiento, pues ambos
se consideran indisociables. No hay tal subordinación, en otras palabras, pues
hablamos de una “liberación” que no es para estas enseñanzas un efecto o
resultado extrínseco del conocimiento, sino que es idéntica a él. La fuente de
la esclavitud interior y del sufrimiento es la ignorancia de la realidad, y ésta se
desvanece con la luz del conocimiento del mismo modo en que la luz física
disipa la oscuridad.
Decir que estas enseñanzas orbitan en torno al sufrimiento y a la liberación del
sufrimiento, equivale a decir, por consiguiente, que se ocupan básicamente de
la ignorancia y de la liberación de la ignorancia. Para la sabiduría oriental,
conocer y ser coinciden y la ignorancia del Ser no es, por ello, una ignorancia
de alcance meramente intelectual sino existencial.
En estas páginas nos centraremos en la aproximación al sufrimiento llevada a
cabo por una de las tradiciones orientales de sabiduría más paradigmática: el
vedânta advaita índico o vedânta de la no-dualidad. Antes de pasar a explicar
qué es el vedânta y qué significa “no-dualidad” (a-dvaita), señalaremos que la
doctrina de la no-dualidad (advaita-vâda), lejos de ser exclusiva de la
tradición vedânta, constituye el eje central de prácticamente todas las grandes
tradiciones espirituales y metafísico-gnósticas. Encontramos esta doctrina nodual
en el mundo índico (en el vedânta advaita, en el Shivaísmo de Cachemira,
etc.), en el buddhismo (especialmente en el buddhismo mahâyâna, y dentro de
éste, en el buddhismo zen), en el taoísmo, en el núcleo esotérico del islamismo
(en el sufismo y la gnôsis shiíta), en la filosofía griega, o de ascendencia
griega, ligada a los Misterios (el orfismo, el platonismo, el neo-platonismo), en
ciertas vertientes del gnosticismo y de la mística especulativa (Eckhart,
Angelo Silesio...), en el hermetismo, en la qabbAlAh hebrea, etc.
Todos los advaita-vâda señalados comparten intuiciones estructuralmente
análogas sobre la naturaleza última del ser humano y de la realidad, unas
intuiciones no meramente teóricas, sino operacionales, que apuntan a la
realización de las posibilidades latentes en las estructuras profundas de todo
hombre y que culmina, para todos ellos, en la intuición supra-objetiva de la
no-dualidad última de lo real. Estas analogías conciernen, necesariamente, a la
cuestión del sufrimiento, y de aquí que todas estas enseñanzas realicen un
similar diagnóstico de su naturaleza, de su causa y de los medios conducentes
a su superación.
Si bien la doctrina no-dual ha tenido eminentes representantes en Occidente,
ha sido tematizada en toda su amplitud y radicalidad por los representantes de
las más influyentes tradiciones metafísicas de Asia (el taoísmo, el buddhismo
y el vedânta, fundamentalmente). Me centraré, por consiguiente, en el vedânta
advaita, pero no nos interesará como una doctrina aislada dentro de las muchas
que componen el rico y complejo panorama del pensamiento oriental, sino en
lo que tiene de advaita-vâda, de doctrina sobre la no-dualidad, y más en
concreto, de tradición paradigmática del no-dualismo asiático. Por ello, y para
ilustrar el carácter universal de la doctrina advaita, no tendremos
inconveniente en intercalar ocasionalmente en nuestra exposición alusiones a
otras tradiciones no-duales diversas del vedânta. A su vez, tomaremos como
referencia fundamental en nuestro acercamiento al vedânta advaita, las
enseñanzas de uno de sus principales representantes contemporáneos:
Nisargadatta Maharaj (1897-1981).
El vedânta advaita
La palabra “vedânta” significa “fin de los Vedas” y alude, en una primera
acepción, a las Upanishad, unos textos redactados en su mayor parte entre el
800-400 a.C. que recogen las enseñanzas que el maestro (guru) que había
obtenido la “visión” o penetración intuitiva, directa, en la realidad última,
transmitía al discípulo (chela) que buscaba la auto-realización metafísica. Los
Vedas son unas colecciones de textos escritos a partir, aproximadamente, del
1500 a.C. que constituyen la matriz de la tradición hindú y la base de sus
principales desarrollos teórico-práxicos. El número ingente y variadísimo de
doctrinas que constituyen el hinduismo se unifican, de hecho, en su común
pretensión de tener a los Vedas en su raíz. Las Upanishad son el “fin de los
Vedas” en un doble sentido: son los textos que están localizados en la parte
final de cada una de las compilaciones védicas y, a su vez, son el fin interno de
los Vedas pues recogen lo que hay en ellos de conocimiento estrictamente
metafísico, de conocimiento del Ser (sadvidyâ).
El término “vedânta” alude, en una segunda acepción, a una de las seis
tradiciones de pensamiento-espiritualidad, escuelas o darsanas reconocidas
por la tradición índica de raíz védica. Esta escuela encuentra su fuente
principal de inspiración en las Upanishad —de ahí la denominación de vedânta
—, muy en concreto, en la doctrina upanishádica de la identidad entre Âtman
(el Sí mismo o fondo último del yo) y Brahman (la esencia de todo lo
existente).
El vedânta advaita es, a su vez, una sub-escuela del vedânta —la principal, y,
sin lugar a dudas, la más audaz, profunda y sutil—, cuya doctrina adquirió
cuerpo a través de la obra de Shankara (788-820 d.C), un gran sabio y místico
hindú al que algunos han denominado “el Santo Tomás de Aquino del
hinduismo”. Se trata de una sub-escuela tan importante y conocida —pues
compendia la que probablemente sea la doctrina metafísica índica más
importante e influyente— que el término vedânta, utilizado sin mayores
matizaciones, ha llegado en la práctica a ser sinónimo de vedânta advaita.
La esencia del vedânta advaita se considera tradicionalmente sintetizada en
cuatro aforismos de las Upanishad denominados mahâ-vâkya (aforismos o
sentencias fundamentales), cada uno de ellos correspondiente a un Veda:
—“Yo soy Brahman” (Aham brahmâsmi).
—“Tú eres Eso” (Tat tvam asi).
—“Este Yo es Brahman” (Ayam âtmâ brahma).
—“Brahman es Conciencia pura” (Prajñânam brahma).
La reflexión en torno al significado de estas sentencias nos servirá de guía para
adentrarnos en el vedânta advaita y nos permitirá contextualizar su
aproximación al sufrimiento. Como veremos, todos los advaita-vâda
coinciden en afirmar que el sufrimiento tiene su origen en la ignorancia
entendida como conocimiento deficiente de la naturaleza del yo y de la
realidad. Los mahâ-vâkya señalados buscan expresar de forma sintética
precisamente esto último: cuál es, según el vedânta advaita, la naturaleza
última del sí mismo y de la realidad. En esta cuestión estrictamente metafísica
nos centraremos en la primera mitad de este escrito; en la segunda mitad,
ahondaremos directamente en la cuestión del sufrimiento.
por Mónica Cavallé Cruz
viernes, 23 de noviembre de 2007
AFORISMOS ZEN
Una tarta pintada no quita el hambre. (Kyogén)
Una fuerte nevada desaparece en el mar. ¡Qué silencio! (Dicho zen)
Aprende bien las reglas. Y luego olvídalas. (Basho)
Gobierna la mente en vez de ser gobernado por ella. (Dicho zen)
Nuestra propia vida es el instrumento con el cual experimentamos con la verdad. (Thich Nhat Hanh)
Las flores se deshojan aunque las amemos, las malas hierbas crecen aunque las aborrezcamos; es así. (Dogén)
Los pinos no tienen color antiguo ni moderno. (Koan zen)
jueves, 22 de noviembre de 2007
Texto de un Poema del Sutra del Loto
te ruego ahora que declares
por qué esta santa bodisatva
es conocida como Kuan Shih Yin.
A esto el perfecto (Sakyamuni Buda) contestó
pronunciando este canto:
Los ecos de sus santas hazañas
resuenan en todo el mundo,
tan inmensos y profundos fueron los votos que hizo
cuando, después de incontables eones
de servir a una multitud de perfectos,
expresó su puro deseo
(de liberar a los seres afligidos).
Ahora escuchad lo que resultó de ello:
oir su nombre o ver su forma
o recitar fervientemente su nombre
libera a los seres de toda calamidad.
Si con asesina intención fueras
arrojado a un horno ardiente,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
convertiría esas llamas en agua.
Si te encontraras perdido en el mar
rodeado de dragones y espíritus malévolos,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
te salvaría de las olas hambrientas.
Supón que desde la cumbre del monte Sumeru
un enemigo te arrojara,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
y como el sol te sostendrías en el espacio.
Si fueras perseguido por hombres malvados
y contra la Montaña de Hierro fueras aplastado,
un solo pensamiento salvador de Kuan Yin,
y ni un solo cabello sufriría ningún daño.
Si te encontraras en medio de una banda de ladrones,
con sus crueles cuchillos levantados para matar,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
y la piedad detendrá sus golpes.
Supón que el rey estuviera airado contra tí,
y la espada del verdugo alzada para asestar su golpe,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
rompería la espada en pedazos.
Si te hallaras recluído entre las paredes de una prisión,
con tus muñecas y tobillos atados con cadenas,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
procuraría al instante la libertad.
Si hubieras bebido algún brebaje fatal
y yacieras ahora a las puertas de la muerte,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
neutralizaría su veneno.
Si fueras acosado por raksas
o por dragones dañinos y demonios farfulleros,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
y ninguno se atrevería a molestarte.
Si bestias salvajes se apretujaran a tu alrededor
con terribles colmillos y garras feroces,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
las haría huir en desbandada.
Si en tu camino se cruzaran serpientes
exhalando nocivas llamas y humo,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
las haría desaparecer tan veloces como el sonido.
Si retumbara el trueno y el rayo destellara
o terribles lluvias cayeran siseando,
un solo pensamiento en el poder salvador de Kuan Yin
calmaría enseguida la tormenta.
Aunque los seres oprimidos por males kármicos
sufran penas incontables,
la percepción milagrosa de Kuan Yin
le permite purificarlos a todos.
Dotada de un poder sobrenatural
y sabia en la utilización de los medios hábiles,
en cada rincón del mundo
ella manifiesta sus formas incontables.
No importa cuántos negros males se junten,
qué demonios engendrados por el infierno,
qué bestias salvajes,
qué males de nacimiento, vejez, enfermedad, muerte,
Kwan Yin los destruirá uno a uno.
¡Fiel Kuan Yin! ¡Pura Kuan Yin!
¡Inconmensurablemente sabia Kuan Yin!
¡Compasiva y llena de piedad,
siempre ansiada y reverenciada!
¡Oh resplandor inmaculado y refulgente!
¡Oh, sol de sabiduría que disipas la noche!
¡Oh, vencedora de la tormenta y la llama!
¡Tu gloria llena el mundo!
Tu piedad es un escudo contra el rayo,
tu compasión forma una nube maravillosa
que, dejando caer el néctar del dharma,
extingue las llamas de la aflicción.
A aquellos que están enredados en litigios,
o tiemblan en medio de ejércitos
acude el pensamiento del poder de Kuan Yin,
con lo que todo el odio se dispersa.
El misterioso sonido del nombre de Kuan Yin
es santo como el trueno del océano
¡No hay otro como él en el mundo!
Y por eso debemos pronunciarlo a menudo.
Dirígele tu llamada, nunca dudes,
Kuan Shih Yin - sonido puro y santo;
para aquellos que sufren un miedo mortal
es una ayuda que nunca falla.
ante la compasión de su mirada,
ante la infinitud de sus bendiciones,
en reverencia inclinamos nuestras cabezas
LAS CUATROS NOBLES VERDADES
Las enseñanzas de Buddha son vastas. Sin embargo, así como la pisada de cualquier animal está incluida en la pisada de un elefante, todo lo que Buddha enseñó está incluido en estas cuatro verdades. En realidad no hay nada capaz de ser conocido
fuera de estas cuatro verdades. Fue en el momento de su Iluminación hace más de 2500 años que Buddha realizó estas cuatro verdades. Estas verdades son eternas, es decir, siempre existen independientemente de la existencia de Buddha. Estas verdades no son creadas por Buddha; son simplemente descubiertas por Buddha. Las Cuatro Nobles Verdades son tratadas en numerosos lugares del Canon Pali. Hay dos discursos que merecen ser destacados: 1) El Discurso de la Puesta en Movimiento de la Rueda de la Doctrina (Dhammacakkappavattana Sutta) y 2) El Gran Discurso de los Cuatro fundamentos de la Atención (Maha-Satipatthana Sutta). El primer discurso, impartido dos meses después de la Iluminación, es particularmente relevante debido a que representa la primera exposición de la doctrina de Buddha. En este discurso Buddha expone al grupo de cinco discípulos estas cuatro verdades y declara haberlas descubierto
por sí mismo. El Gran Discurso de los Cuatro Fundamentos de la Atención es la más importante fuente canónica acerca de la práctica de meditación. Aquí Buddha explica en detalle cada una de estas verdades desde la perspectiva de la meditación budista.
1) La noble verdad del sufrimiento (dukkha-ariya-sacca)
2) La noble verdad del origen del sufrimiento (dukkha-samudaya-ariya-sacca)
3) La noble verdad de la cesación del sufrimiento (dukkha-nirodha-ariya-sacca)
4) La noble verdad del sendero que conduce a la cesación del sufrimiento
(dukkha-nirodha-gamini-patipada-ariya-sacca)
La Primera Noble Verdad (SUFRIMIENTO).
Cita las características más sobresalientes de la situación humana, duhkha, que es el sufrimiento o frustración. Esta frustración se origina de nuestra dificultad en encarar un hecho básico de la vida, que todo lo que nos rodea es inestable y transitorio. "Toda cosa surge y desaparece". El sufrimiento se origina cuando nos resistimos al flujo de la vida y tratamos de aferrarnos a las formas fijas.
La Segunda Noble Verdad (APEGO A LO MATERIAL)
Habla sobre la causa de todo el sufrimiento, trishna, que es el aferrarse, o agarrarse. El tratar de aferrarse a cosas que son transitorias es debido a nuestra ignorancia sobre la realidad. Creemos que nos apoyamos en valores estables y en el fondo se trata de ideas materiales y vanalidades que en nada nos ayudan a evolucionar en nuestro camino espiritual.
La Tercera Noble Verdad (LIBERARSE)
Cita que el sufrimiento y la frustración pueden ser paradas. Es posible trascender el círculo vicioso, liberarse de las ataduras de karma y lograr un estado de total liberación llamado nirvana. En este estado, las falsas nociones de un YO separado han desaparecido para siempre y la unidad de toda vida se hace una sensación constante.
La Cuarta Noble Verdad (DESPERTAR)
Es la prescripción de Buddha para terminar con todo el sufrimiento, la Óctuple Vía del auto-desarrollo que lleva al estado de "despertado".
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Rumi - "Tus críticas abrillantan mi espejo"
Si comprendes quien eres y te respetas, las críticas no te supondrán ningún problema sino que te brindarán la oportunidad de volverte una persona mejor. Cuando te sientes imperfecto o inseguro, la crítica es como una amenaza y crees que debes defenderte. Cuando te sientes seguro, no perfecto sino seguro, puedes escuchar las críticas y tener en cuenta su valor. Puedes decir, "lo siento", y "gracias por abrillantar mi espejo". Y cuando sea conveniente podrás aprender de las críticas y mejorar tu conducta. Digo cuando sea apropiado porque hay personas a las que les encanta encontrar defectos en otros. Ése es su problema... Recuerda que todos somos lienzos en blanco. Si presentas un lienzo en blanco como tu obra de arte, no te pondrán buena nota. Pero la creación empieza cuando comienzas a trabajar, sobre todo si consideras el lienzo en blanco una oportunidad de expresar tu talento y no una posibilidad de fracasar. Y recuerda que el lienzo no se termina mientras dura la vida. Cuando nos encontramos fluyendo en la dirección incorrecta, es más fácil pensar en quién tiene la culpa que cambiar de dirección. Piensa en ello. Imagina que tomas un tren y tan pronto como sale de la estación te das cuenta de que va en dirección equivocada. ¿Te enfadas y echas la culpa al tren o reconoces tu error, te bajas en la primera estación y cambias de andén para tomar el correcto? Culpar a los demás de nuestra pérdida de rumbo es tentador. Recibimos mucha información sobre la vida pero poca educación de la vida por parte de nuestros padres, maestros y otras figuras de autoridad, que por su experiencia saben más de ella. La informacìón se basa en los hechos, la educación en la sabiduría y el conocimiento de cómo amar y cómo sobrevivir. Pero, por más consejos que te den, eres tú quién decide que tren tomar. Mientras recorres la vida, presta atención a los indicadores y las estaciones. Si no te gusta lo que ves, tira del freno de emergencia y bájate del tren. No hay otro interventor que lo haga por ti ni tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo. Es tu vida, tu viaje, el que tu mismo conduces.
Enseñanzas de Buda - El Sutra del Diamante
(2) De entre la asamblea se levantó el Venerable Subhuti. Se desnudó el hombro derecho, se arrodilló sobre su rodilla derecha, y juntando las palmas de las manos se inclinó ante el Buddha. "¡Señor! -dijo- ¡Tathagata! ¡Honorado-por-todo-el-mundo! ¡Qué maravilloso es que seamos protegidos e instruidos por Su misericordia! Señor, cuando hombres y mujeres anuncian su deseo de seguir el Camino del Bodhisattva, y nos preguntan cómo deberían proceder, ¿qué deberíamos decirles?"
(3) "¡Bien Subhuti! -contestó el Buddha- cuando alguien dice, '¡Quiero seguir el Camino del Bodhisattva porque quiero salvar a todos los seres; sin importarme que sean criaturas que hayan sido formadas en un útero o incubadas en un huevo; que sus ciclos vitales sean tan observables como el de los gusanos, insectos o mariposas, o que aparezcan tan milagrosamente como las setas o los dioses; que sean capaces de pensamientos profundos, o de ningún tipo de pensamientos; hago el voto de conducir a cada uno de los seres al Nirvana; y hasta que no estén todos allí seguros, no recogeré mi recompensa y entraré en el Nirvana.!' entonces, Subbhuti, debes recordar como uno-que-ha-tomado-los-votos, que incluso si tal incontable número de seres fueran liberados, en realidad ningún ser habría sido liberado. Un Bodhisattva no se aferra a la ilusión de una individualidad separada, una entidad egótica o una identificación personal. En realidad no hay "yo" que libere, ni "ellos" que sean liberados.
(4) "Además, Subhuti, un Bodhisattva debe estar liberado de todo deseo, ya sea de ver, oir, oler, tocar o gustar algo, o de conducir multitudes hacia la iluminación. Un Bodhisattva no alberga ambición. Su amor es infinito y no puede ser limitado por las ataduras personales o las ambiciones. Cuando el amor es infinito sus méritos son incalculables.
"Dime Subhuti, ¿puedes medir el cielo oriental?"
"No, Señor, no puedo."
"¿Puedes medir el espacio que se extiende hacia el sur, el oeste, el norte, o hacia arriba o abajo?"
"No, Señor, no puedo."
"Tampoco puedes medir los méritos de un Bodhisattva que ama, trabaja y da sin deseo o ambición. Los Bodhisattvas deberían prestar una atención particular a esta enseñanza."
(5) "Subhuti, ¿qué piensas? ¿Es posible describir al Tathagata? ¿Puede ser reconocido mediante características materiales?"
"No, Señor, no es posible someter al Tathagata a diferenciaciones o comparaciones."
Entonces dijo el Señor, "Subhuti, en el fraude del Samsara todas las cosas son distintamente consideradas o atribuidas, pero en la verdad del Nirvana ninguna diferenciación es posible. No se puede describir al Tathagata.
"Aquel que comprende que todas las cualidades no son de hecho cualidades determinadas, percibe al Tathagata."
(6) Subhuti le preguntó al Buddha, "Honorado-por-todo-el-mundo, ¿habrá siempre hombres que comprendan esta enseñanza?"
El Señor respondió, "Subhuti, ¡nunca lo dudes! Siempre habrá Bodhisattvas virtuosos y sabios; y en los eones que vienen, estos Bodhisattvas echarán su raices de mérito bajo muchos árboles Bodhi. Recibirán esta enseñanza y responderán con fe serena, siempre habrá Buddhas que los inspiren. El Tathagata los verá y reconocerá con Su ojo-Búdico, ya que en estos Bodhisattvas no habrá obstrucciones, ni percepción de un yo individual, ni percepción de un ser separado, ni percepción de un alma, ni percepción de una persona. Y estos Bodhisattvas no considerarán las cosas como si fueran contenedores de cualidades intrínsecas, ni como si estuvieran desprovistas de cualidades intrínsecas. Tampoco discriminarán entre bien y mal. La discriminación entre conducta virtuosa y no virtuosa debe utilizarse al igual que una balsa. Una vez que lleva a uno-que-cruza-la-corriente hasta la otra orilla se abandona.
(7) "Dime Subhuti, ¿ha logrado el Tathagata la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones? De ser así, ¿hay algo sobre ella que el Tathagata pueda enseñar?
Subhuti respondió, "Tal como entiendo la enseñanza, la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones no puede ser alcanzada ni atrapada, como tampoco puede ser enseñada. ¿Por qué? Porque el Tathagata ha dicho que la Verdad no es una cosa que pueda ser diferenciada o contenida, y por lo tanto, la Verdad no puede ser atrapada ni expresada. La Verdad ni es ni no es.
(8) Entonces el Señor preguntó, "Si alguien llenara tres mil galaxias con los siete tesoros -oro, plata, lapislázuli, cristal, perlas rojas y cornalina- y lo diera todo como regalos de caridad, ¿obtendría mucho mérito?"
Subhuti respondió, "Señor, en efecto adquirirá gran mértio, aunque en verdad, no tiene una existencia separada a la que el mérito pueda acumularse."
Entonces dijo el Buddha, "Suponte que alguien haya comprendido solamente cuatro líneas de nuestro Discurso, pero a pesar de eso se ve movido a explicárselas a otro; entonces, Subhuti, su mérito será mayor que el de aquel que pratica la caridad. ¿Por qué? ¡Porque este Discurso puede producir Buddhas! ¡Este Discurso revela la Iluminación Perfecta que Transciende las Comparaciones!"
(9) "Dime, Subhuti, ¿un discípulo que comienza a cruzar la Corriente se dirá a sí mismo, 'soy merecedor de los honores y recompensas de uno-que-entra-en-la-Corriente'?"
"No, Señor. Un verdadero uno-que-entra-en-la-Corriente no pensará en sí mismo como una entidad egótica separada que pueda ser digna de algo. Solo se puede decir que verdaderamente ha entrado en la Corriente aquel discípulo que no diferencia entre él mismo y los demás, que no toma en consideración nombre, forma, sonido, olor, gusto, tacto, o cualquier otra cualidad."
"¿Un adepto que está sujeto a tan solo un renacimiento más se dirá a sí mismo, 'soy merecedor de los honores y recompensas de uno-que-solo-va-a-renacer-una-vez'?"
"No, Señor. 'Uno-que-solo-va-a-renacer-una-vez' es tan solo un nombre. No hay dejar de existir, tampoco comenzar a ser. Solo se puede llamar adepto a alguien que haya comprendido esto."
"¿Un Venerable que no volverá a renacer como mortal se dirá a sí mismo, 'soy merecedor de los honores y recompensas de uno-que-no-va-a-volver.'?"
"No, Honorado-por-todo-el-mundo. 'Uno-que-no-va-a-volver' es tan solo un nombre. No hay retorno ni no retorno."
"Dime Subhuti, ¿se dirá un Buddha a sí mismo, 'he alcanzado la Iluminación Perfecta.'?"
"No, Señor. No hay una Iluminación Perfecta que alcanzar. Señor, si un Buddha Perfectamente Iluminado se dijera, 'así soy yo', estaría admitiendo una identidad individual, un yo y una personalidad independientes, y en tal caso no sería un Buddha Perfectamente Iluminado."
"¡Oh, Honorado-por-todo-el-mundo! Ha declarado que yo, Subhuti, sobresalgo entre Sus hombres santos en el conocimiento de la bienaventuranza del samadhi, en estar prefectamente contento en soledad, y en estar libre de pasiones. Pero no me digo, "así soy yo", porque si alguna vez pensara en mí mismo de tal manera, no sería verdad que he escapado de la ilusión del ego. Sé que en realidad no existe Subhuti y que por lo tanto Subhuti no mora en ninguna parte, que ni conoce ni ignora la bienaventuranza, que ni es libre ni es esclavo de las pasiones."
(10) Dijo el Buddha, "Subhuti, ¿qué piensas? En el pasado, cuando el Thatagata estuvo con Dipankara, el Completmente Iluminado, ¿aprendí alguna doctrina de él?"
"No, Señor. No existe una doctrina que pueda ser aprendida."
"Subhuti, date cuenta también de que si un Bodhisattva dijera, "crearé un paraiso", estaría hablando falsamente. ¿Y por qué? Porque un paraiso no puede ser creado ni no creado.
"Date cuenta entonces, Subhuti, que todos los Bodhisattvas, grandes o menores, experimentarán la mente pura que sigue a la extinción del ego. Una mente como esta no discrimina haciendo juicios sobre sonido, sabor, tacto, olor, o cualquier otra cualidad. Un Bodhisattva debería desarrollar una mente que no forme ataduras ni aversiones hacia nada.
"Suponte que un hombre estuviera dotado de un cuerpo grande, tan grande como el de Sumeru, rey de las montañas. ¿Sería grande su cuerpo?"
"Sí, Señor. Sería grande, pero 'cuerpo' es tan solo un nombre. En realidad, él ni existiría ni no existiría."
(11) "Subhuti, si hubiese tantos ríos Ganges como granos de arena hay en el lecho del Ganges, ¿serían muchos los granos de arena de todos ellos?"
"Sí, muchos, Honorado-por-todo-el-mundo. ¡Sería imposible contar todos los ríos Ganges, y mucho más sus granos de arena!"
"Subhuti, te diré una gran verdad. Si alguien llenara tres mil galaxias con los siete tesoros por cada grano de arena de todos esos ríos Ganges, y las diera como caridad, ¿obtendría un gran mértiro?"
"Realmente grande, Señor."
Entonces el Buddha declaró, "Subhuti, si alguien estudia nuestro Discurso y comprende solamente cuatro líneas, pero se las explica a otro, el mérito conquistado será mucho más grande."
(12) "Además, Subhuti, en cualquier lugar que sean pronunciadas estas cuatro líneas, ese lugar debería ser venerado como un Santuario del Buddha. ¡Y la veneración debería ser mayor cuanto mayor fuera el número de líneas explicadas!
"Alguien que comprenda y explique este Discurso en su totalidad alcanza la más alta y más maravillosa de todas las verdades. Y dondequiera que la explicación sea dada, allí, en ese lugar, deberías conducirte como si estuvieras en presencia del Buddha. En ese lugar deberías hacer reverencia y ofrecer flores e incienso."
(13) Entonces Subhuti prenguntó, "Honorado-por-todo-el-mundo, ¿cómo se debería llamar este Discurso?"
El Buddha respondió, "Este discurso deberá ser conocido como El Vajracchedika Prajna Paramita - El Diamante Cortador de Sabiduría Trascendental - porque la Enseñanza es fuerte y afilada como un diamante que corta a través de los malos enjuiciamientos y la ilusión."
(14) En ese momento el impacto del Dharma provocó lágrimas en Subhuti. Entonces, mientras se limpiaba la cara, dijo, "¡Señor, qué precioso es que vos pronunciéis este profundo Discurso! Hace tiempo que se abrió mi ojo de la sabiduría por primera vez; pero desde entonces hasta ahora nunca había escuchado un explicación tan maravillosa sobre la naturaleza de la Realidad Fundamental.
"Señor, sé que en años venideros habrá muchos hombres y mujeres que, aprendiendo de nuestro Discurso, lo recibirán con fe y entendimiento. Serán liberados de la idea de una identidad egótica, liberados de la idea de un alma personal, liberados de la idea de un ser individual o una existencia separada. ¡Qué memorable logró será esta libertad!"
(16) "Subhuti, aunque en este mundo ha habido millones y millones de Buddhas, y todos merecedores de gran mérito, el mérito más grande de todos le corresponderá al hombre o mujer que, al final de nuestra Época Búdica, en el último periodo de quinientos años, reciba este discurso, lo considere, ponga su fe en él, y entonces se lo explique a otro, salvando así nuestra Buena Doctrina del colapso final."
(17) "Señor, ¿cómo deberíamos entonces instruir a aquellos que desean tomar los votos de Bodhisattva?"
"Decidles que si desean alcanzar la Iluminación Perfecta que Trasciende las Comparaciones deben ser resueltos en sus actitudes. Deben estar decididos a liberar a cada uno de los seres vivos, aunque en realidad comprendan que no hay seres individuales o separados.
"Subhuti, para ser llamado verdaderamente Bodhisattva, un Bodhisattva debe estar completamente desprovisto de cualquier concepción de un sí mismo.
(18) "Dime, Subhuti. ¿Posee el Tathagata el ojo humano?
"Sí, Señor, lo tiene."
"¿Posee el Tathagata el ojo divino?"
"Sí, Señor, lo tiene."
"¿Posee el Tathagata el ojo espiritual?"
"Sí, Honorado-por-todo-el-mundo."
"¿Y posee el ojo de la sabiduría trascendetal?
"Sí, Señor."
"¿Y posee el Tathagata el ojo-Búdico de la omnisciencia?"
"Sí, Señor, lo tiene."
"Subhuti, aunque hay incontables Tierras Búdicas, e incontables seres de formaciones mentales muy diferentes en esas Tierras Búdicas, el Tathagata los comprende a todos con su Mente que Todo lo Abarca. Pero en cuanto a sus formaciones mentales, simplemente se las llama "mentales". Tales formaciones mentes no tienen existencia real. Subhuti, es imposible retener estados mentales pasados, imposible mantener estados mentales presentes, e imposible aprehender estados mentales futuros, ya que en ninguna de sus actividades tiene la mente substancia o existencia."
(32) "Y por último, Subhuti, date cuenta de nuevo de que si un hombre da todo lo que tiene -tesoro suficiente para llenar innumerables mundos- y otro hombre o mujer despierta al pensamiento puro de la Iluminación y toma solamente cuatro líneas de este Discurso, las recita, las considera, las comprende, y entonces, para el beneficio de los demás, da a conocer estas líneas y las explica, su mérito será el mayor de todos.
"Ahora, ¿cuáles deberían ser las formas de un Bodhisattva cuando explica estas líneas? Debería estar desprendido de las cosas fraudulentas del Samsara y debería morar en la verdad eterna de la Realidad. Debería saber que el ego es un fantasma y que tal engaño no tiene que seguir existiendo.
"Y así debería mirar el mundo temporal del ego-
"Como una estrella que cae, o Venus eclipsada por el alba,
Un burbuja en una corriente, un sueño,
La llama de una vela que chisporrotea y se va."
Cuando el Buddha hubo terminado, el Venerable Subhuti y el resto de asamblea se llenó de gozo con Su enseñanza; y llevándola sinceramente en el corazón, emprendieron sus caminos.