miércoles, 30 de enero de 2008
TAISEN DESHIMARU -----MAESTRO ZEN
Nunca le llamamos de otra manera que no fuera Sensei. Para nosotros, el gran Buda Deshimaru, era Sensei; en castellano "el antiguo", un nombre bastante simple: en Japón se llama así al abuelo de la familia o al maestro de escuela. Para aquellos que lo conocieron, que representaron tal vez aún más que sus propios hijos, Sensei significa...
Recuerdo la ceremonia de inhumación de las cenizas de Sensei en el Templo de La Gendronnière, después de haber traído sus cenizas, yo y otros discípulos, desde Japón. Me habían pedido que hiciera un pequeño discurso y dije esto:
Después leí un poema escrito por nuestro maestro en la forma zen más tradicional:
Este poema que usted escribió, no podemos explicarlo con palabras pero parece perfectamente adecuado para la situación. E incluso si no tenemos el satori, debemos continuar su enseñanza.
En cuanto a su madre, era todo lo contrario a su padre: llena de compasión y de una gran delicadeza, creía con fervor en el Buda Amida. El Buda Amida es el que salva a todas las existencias; su compasión es tan grande que dice: "Hasta los buenos serán salvados. ¡Con más razón, los malos!" Su mamá no pasó un sólo día sin rezarle. Era tan respetada en el pueblo que mucha gente se preguntaba si no sería una encarnación de la diosa Kannon. A través de su ejemplo, inculcó desde la infancia profundos sentimientos religiosos a su hijo. Yasuo tenía dos hermanas mayores y dos hermanas menores; era el único varón en medio de estas cuatro hijas.
Al finalizar la escuela primaria, el joven Yasuo conoció a un gran profesor de dibujo cuyo nombre era Tanahaka Suishi, quien le enseñó el arte del sumi-e japonés. Durante todo un periodo Yasuo se apasionó con la acuarela japonesa. Al cabo de unos años, como era el alumno preferido de su profesor, éste lo empujó a entrar en la escuela de Bellas Artes de Ueno, en Tokio. El maestro estaba convencido de que Yasuo llegaría a ser un gran pintor. Pero cuando Yauso tuvo la desgracia de comentarle esta idea a su padre, la reacción de éste no se hizo esperar: "¡Pongo a Dios por testigo! ¡Mientras viva, nunca serás pintor! " Diciendo esto, le pegó una patada: "Como eres mi hijo, será mejor que entres inmediatamente en una escuela de negocios, ya que un día tendrás que ocupar mi puesto." Esas palabras dejaron desconsolado a Yasuo, que comprendió que nunca iba a poder realizar uno de sus sueños de infancia más queridos. El deseo de su padre era que entrara en una gran escuela (una escuela de negocios, e incluso una escuela militar) que, en aquella época, eran gratuitas. El padre de Yasuo, que había combatido valerosamente durante la guerra Ruso-Japonesa, hubiera deseado que su hijo, aprobara en primer lugar en el ejército...
Cuando volvió a ver a su primo Tamotsu, éste estaba en uniforme de estudiante y él en ropa de trabajo. El oficio que quería imponerle su padre no le satisfacía mucho pero, por suerte, el padre terminó aceptando que Yasuo no deseaba en absoluto llevar la misma vida que él y sucederlo en sus negocios. De manera que adoptó a un joven que, más adelante, pudiera ocupar su lugar, lo cual era entonces una costumbre habitual en Japón. Yasuo pudo por tanto retomar sus estudios. La familia Majima, una familia del vecindario, de Saga, le ofreció una habitación en su casa para que pudiera trabajar allí. Es aquí donde tuvo su primer encuentro con el Maestro Kodo Sawaki, quien un día iba a transformar su vida por completo.
Yasuo continuó su adolescencia soñando con las Américas y el éxito mientras proseguía sus estudios de economía, soñando con la pureza y el idealismo mientras estudiaba Budismo en la Universidad. Budismo Teórico, por supuesto. Aunque, un buen día, cuando estaba en el tercer curso de estos mismos estudios y seguía con gran interés los cursos de Moral Budista del Profesor Asahi, así como sus comentarios a cerca del Mumonkan y del Hekiganroku (textos ineludibles de la literatura zen), este último y uno de sus amigos consiguieron convencerle de que participara de una sesshin de Zen Rinzai en el templo Enkaku-ji. Aunque en esta época Yasuo tenía la sensación de estar cometiendo una herejía y de traicionar el "Jodo Shin Shu", sentía un gran respeto por el profesor Asahi y al final, decidió ir a Uinokama en lugar de volver a Saga, como hacía todos los fines de semana. Allí descansó un poco antes de empezar la sesshin. Al día siguiente, pasando por debajo de la gran puerta, penetró en el Templo Korin-ji: ésta fue su primera sesshin.
A lo mejor no conocen los preparados japoneses: son grandes boles de pasta al estilo chino que se toman en cualquier pequeño tenderete de la esquina. No saben lo deliciosos que están, sobre todo después de ocho días de privación. Bueno, Deshimaru asegura que se tragó siete de esos boles antes de saciarse. Por el momento, Yasuo Deshimaru no había encontrado la forma religiosa adecuada para él y, aunque continuaba estudiando con su Profesor de Budismo, puso más concentración durante el siguiente periodo en sus estudios de economía y su sueño de América. Estos dos mundos que lo atraían eran tan diferentes, tan contradictorios:
Total, Yasuo recibió pronto su diploma de fin de estudios. Sin embargo, aunque uno de sus maestros le había aconsejado proseguir sus estudios de historia económica, prefirió entrar en una empresa que, con un poco de suerte, un día le enviaría en misión a los Estados Unidos : su sueño entonces por fin se realizaría. Después de superar el examen de entrada en la firma Morinaga gracias a su buen nivel de inglés, debutó en este nuevo sitio.
ISe sentía extremadamente y profundamente solo. Había leído en la Biblia esta frase: "No es bueno que el hombre esté solo". Le habría gustado mucho encontrar una compañera, pero sin duda aún no había llegado el momento. Es por esta época, más o menos, cuando recibió una carta de la mujer del general Majima - que extraño es el destino - sugiriéndole que fuese a visitar al Maestro Kodo Sawaki que vivía en el templo de Soji-ji,
- ¿Qué quiere decir? Me gustaría mucho que me mostrase como sentarse. "
Me sentía compleamente de acuerdo con todas estas sentencias. ¿Qué puede dar al hombre la felicidad más grande? ¿La ciencia, la filosofía, la riqueza, el amor? Seguramente, el hombre puede encontrar la felicidad de diversas formas, pero sólo el despertar interior puede procurarle la verdadera felicidad, sólo este despertar alivia el dolor y apacigua la angustia. Los que codician o corren detrás de la felicidad exterior no estarán nunca satisfechos -incluso si alcanzan los puestos de mayor responsabilidad, incluso si encuentran a las mujeres más bellas, incluso si son los más ricos- si no aceptan perder o ir a menos sin lamentarlo, si no pueden encontrar la alegría en la mayor simplicidad -en el soplo del viento, por ejemplo. Algunos creen que, cuando están enamorados, ya no necesitan de la religión, pero todo cambia, nada permanece estable ni se detiene, todo rastro de toda cosa desaparece y ninguna persona es eterna. Estos cambios son los que crean nuestra soledad. Hay que
Finalemente, hice un gran esfuerzo, pero no conseguí más que levantar la cabeza. A fin de recuperar mis facultades, me puse a respirar profundamente como en zazen. Entonces me di cuenta de que mi trasero estaba húmedo. Me había sentado encima de una cagarruta fresca de perro. ¡Mi ropa! Traté de limpiarme con un pañuelo, pero no conseguí librarme de aquel horrible olor. ¡Por nada del mundo quería que alguien me viese en ese estado! Al fin, conseguí ponerme de pie, vacilante, maloliente, la sangre en la cabeza; esquivando la mirada de los transeuntes. Dejé el templo de Soji-ji y
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